Capítulo 1
Soy David. Tengo 19. Soy de Argentina. Mido 160cm,
cabello corto y negro, soy mestizo tirando a blanco y delgado.
Mi papa es alemán, vivió allí desde que era un infante
hasta que tenía 20, conoció a mi madre, cometió un error y nací yo. Se mudó con
mi madre a Argentina por que no quería dejar a mi madre cuidar de mi sola. Se
casaron por la iglesia y tuvieron un matrimonio bastante estable. Hasta que
cumplí 13. Mis padres se divorciaron y después de explicarme que “No es por ti”
e “Igual te amamos” decidieron que mi papa se mudaría a Alemania de nuevo, cosa
que yo no quería puesto que era la persona en la que confiaba más y me sentía
más seguro. Después de algunas semanas de discusión entre mis padres y yo,
decidimos que, ya que cada uno tenía los medios para darme una vida buena
independientemente viviría 6 meses con mi papa y 6 meses con mi mama. La
escuela era un factor importante, pero ya que no era muy bueno hablando alemán
decidieron pagarme una escuela por internet, de manera que podía estudiar en mi
idioma natal desde Alemania.
Los primeros meses fueron horribles. Mis papa se fue para
organizar todo allí y mi madre vendió la casa y se compró un apartamento
más…”Acogedor” aunque eso sea un eufemismo.
Mi padre por otro lado no escatimo tanto en gastos puesto
que tan pronto llego a Alemania consiguió trabajo como jefe de ingenieros o
algo por el estilo. Lo sé, que cliché.
Cuando me mude con mi madre todos los días era lo mismo.
Despertar. Desayunar. Viajar de casa a su trabajo. Estudiar. Almorzar. Regresar. Cenar. Ver tv. Dormir.
Cuando me mude con papa… Las cosas cambiaron. Me quedaba
hasta tarde viendo TV con mi papa y él se levantaba temprano para ir a su
trabajo. Me dejaba notas que me pedían que hiciera mis tareas y que me ayudaría
con ellas cuando llegara a casa. Pasaba desde las 7 hasta las 4 en el trabajo y
el resto del día era mío. Cuando llegaba corregía mi tarea de matemáticas y
física, que eran las que al más le gustaban. Me ayudaba con las otras materias
y luego íbamos a jugar en la sala un rato a la mancha o escondite. Usualmente
venia una mujer a hacerme el almuerzo a las 2 así que nunca tenía hambre y el
desayuno eran usualmente pancakes tibios en el horno. A lo que voy con esto es
que éramos muy unidos. Mi padre nunca tuvo gran pudor con la desnudez, como
cualquier otro alemán criado en su país. Solía salir a la piscina, desnudo y
entraba a la casa desnudo después de haberse secado. Yo por otro lado me
avergonzaba bastante cuando el hacía eso puesto que mi madre me había creado
muchos estigmas y le había reprochado a mi padre ese comportamiento cuando
estaban juntos.
Un día estaba en casa, era tarde en la noche y estaba
pasando los canales cuando vi un canal que me llamo la atención. Una mujer
estaba atada a una mesa y estaba siendo latigada, orinada, masturbada y
escupida antes de que un hombre grande, fornido, velludo y con una verga de al
menos unos 20cm se la follara en el culo. Antes había tenido erecciones, pero
esta era la primera vez que quería satisfacerla. No era un joven que pasara
mucho tiempo en internet y era bastante reservado en la escuela, de modo que no
sabía que era el porno. Mi verga se puso grande y dura, yo estaba en ropa
interior y se notaba bastante. La calefacción parecía haber subido intensamente,
empecé a sudar y vi como el hombre se empezaba a masturbar antes de acabar en
la espalda de la mujer y dar paso a otro hombre igual pero con más barriga y se
veía bastante como mi papa. Empecé a imitar el movimiento del hombre con su
pene y me gusto. Me masturbe con una gran rapidez hasta que mi pene se puso
rojo. Me estaba fijando en el hombre que se cogía a la mujer porque era lo
único que me atraía. Su pene más que nada. Mi paja fue abruptamente detenida
por la mano de mi padre en mi hombro. Yo rápidamente escondí mi pene y cambie
el canal, el por otro lado se sentó junto a mí y me quito el control, puso de
nuevo el canal y se bajó la ropa interior.
-Despacio. – Dijo el mientras se masturbaba lentamente.
–Dale. No te preocupes. Yo me saque mi verga de los calzoncillos pero estaba
flácida por el susto. Intente levantarla pero tener a mi padre a mi lado me
impedía hacerlo. Él se percató de esto y dejo su verga a un lado para masajear
la mía. Tan pronto como me toco me puse firme.
-Ah! Te gusta que otros te toquen? – Dijo.
-Se siente bien – Respondí susurrando.
-Inténtalo con la mía. – Dijo poniendo mi mano en su
verga. Era tan gruesa que mi mano apenas lograba cubrirla por completo y ni en
chiste lograba recorrerla toda con un solo movimiento de muñeca. Nos
masturbamos el uno al otro hasta que el segundo hombre acabo sobre la chica y
cambiaron de escena. Esta vez tenían a la mujer atada al techo, colgando. Dos
hombres se la metían al mismo tiempo. Uno por la vagina y el otro por el ano.
Uno de ellos se detuvo y empezó a follarse a la mujer por el ano también. Dos
pijas en el mismo hueco.
-Eso debe doler. – Dije sudando mientras mi papa apretaba
mis testículos.
-Por el culo? – Pregunto sin despegar la vista de la
imagen.
-Sí.
-Nah. Se siente bien si lo hacen bien. Tal vez un poco al
principio, pero después se siente bien.
-Que tan bien? – Pregunte inocente. El dejo de tocar mi
verga y mis huevos para tocar mi aureola que, gracias a mi verga tenía sus
dedos bien lubricados con pre-cum. Tanteo mi ano un poco y yo voltee a mirarlo
algo asustado, el me miro de vuelta y me metió un dedo lentamente.
-Te duele? – Pregunto susurrando. Yo sacudí mi cabeza y
abrí más mis piernas mientras empezaba a masturbarme lentamente, como había
aprendido de mi papa.
Metió otro dedo, este si dolió un poco pero el dolor
desapareció bastante rápido considerando el talle de mi padre.
-Papi… Siento…
-Acaba campeón. Hazlo aquí. – Dijo poniendo su cara
frente a mi verga, tapándome la vista. Yo acelere la velocidad de mi mano y eyacule
gimiendo, casi gritando. Mi papa se levantó con la cara limpia y chupándose los
dedos. Se la había comido.
-A que… A que sabe? – Pregunte. A lo que él se levantó no
sin antes sacar sus dedos de mi ano y apunto su verga grandota a mí.
-Abre la boca. – Dijo. Yo obedecí. Él se acercó a mí y
puso sus manos en mi cabeza, empujándome hacia su verga hasta metérmela.
–Respira. – Dijo antes de meterme su pene largo en la boca, abriéndose espacio
en mi garganta. Me empecé a ahogar y a dar arcadas, el por otro lado empujo su
pene más al fondo. Yo luchaba por mantener la cena dentro de mi estómago pero
me estaba costando, intente sacarlo pero es muchísimo más fuerte que yo. Que
recientemente había cumplido mis 14.No paso mucho antes que mis empujones
delataran que iba a vomitar. El la saco justo en tiempo para que yo pudiera
recomponerme. Su mano masturbaba ese pene largo y venoso y me encantaba. Volví
a abrir la boca y casi como si fuera sincronizado, el disparo su leche en mi
boca. Salado, amargo y afrodisíaco. Me limpie las gotas que no habían entrado y
me despacho a dormir. Esa noche no pude dormir. Quería más. Lo quería todo. Y
estoy seguro que él también tuvo problemas para dormir. Lo sé por los gemidos
que el daba en la sala de TV mientras se masturbaba sin mí.
Nota: Esta se suponía que seria un relato FastPass, lo que quiere decir que seria simplemente uno, para los lectores que no buscaban romance o una historia bien planteada. Lo he transformado en una saga que durara entre 6 y 10 capítulos, o mas si siento que necesito darle un mejor cierre.
Ya que fue iniciada con un bosquejo pobre en la historia, me disculpo de antemano en caso de que encuentren huecos de continuidad en la historia y me los hagan saber vía E-mail para poder repararlos.
Gracias.
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