jueves, 24 de diciembre de 2015

Mi Papi. Mi maestro. #3

Capítulo 3


Cuando llegue a casa de mi madre mi habitación estaba exactamente igual a como la deje. Serian seis meses aburridos.
Mi collar se había ido. Mi rutina se había ido. Me sentía sin propósito. De nuevo mi madre me llevaba a su trabajo y yo pasaba los días jugando con mi jaula. Tocándola, removiéndola, Intentando ponerme duro.
En las noches usaba un Sharpee como dildo, pensando que mi papi me usaba. Quería mis juguetes. Quería mi collar.
En lugar de lamentarme, el primer mes pase mucho tiempo en la oficina y en casa haciendo planos para mi juguete. Quería que fuese perfecto. Lo mejor para mi papi. Hice los planos en código para que mi madre no descubriese que era.
Un día estaba trabajando en mis planos cuando uno de los amigos de trabajo de mi madre entro en la oficina en la que yo estaba, Me pregunto qué hacía y yo respondí que “dibujaba” Él puso su mano en mi cabeza y la acaricio mientras veía que dibujaba. Yo organice mis cosas y las escondí. A pesar de que estuviese en código los dibujos todos juntos podrían dar una impresión de lo que era. Sonreí y guarde todo en una mochila que tenía para llevar mis cosas. Me levante y me dirigí al baño. El hombre me seguía y yo tenía la impresión de que si iba directamente al baño podría pasar algo, fui a la oficina donde estaba mi madre y me acosté en el sofá a dormir.
Cuando desperté mi madre estaba haciendo notas y poniendo sellos en hojas. Era bastante tarde, habíamos almorzado ahí y me tendría que quedar en la oficina todo el día por trabajo acumulado. Decidí ir al baño ya que había dormido por dos horas y el líquido se había acumulado en mi vejiga.
Camine al baño siendo muy cuidadoso de que el tipo no me siguiera, pensé que ni estaba en el edificio. Al entrar al baño y ponerme en uno de los urinales en la pared, y empezar a liberar mi vejiga  de su yugo líquido, el hombre salió de una de las cabinas. Mierda.
El hombre se paró junto a mí y fingió orinar. Yo estaba en una de las esquinas, había cinco urinales y él había escogido el que estaba justo al lado de mí. No. Él no estaba orinando, se estaba masturbando. La posición en la que yo estaba no le permitía verme, ergo no podía ver mi jaula. Se giró y me mostro su verga. Dura, venosa, grande. Justo como la de mi papi. No pude evitarlo. Mis ojos estaban posados en esa verga grandota. Solo me traían recuerdos. Recuerdos de mi padre montándome como a una perra. Como quería que mi papi estuviese conmigo.
El hombre se abalanzó sobre mí  y prácticamente me arranco los pantalones, me metió en el baño de discapacitados y termino de desvestirme. Yo permanecí callado.
El hombre me dejo sentado en la toilette y miro mi jaula. Sonrió.
-Bueno… No vamos a usar eso… Voltéate.- Dijo. Yo obedecí y  me di la vuelta, mis pies en el suelo y mis manos sobre la pared. Mi agujero expuesto a este hombre. Él se quitó la camisa y pude ver un cuerpo musculoso, no como mi papi, pero se parecía bastante, aunque mi papi tuviese más vello que él. Me tapo la boca y me ensarto su verga. Voy a pensar que se había estado masturbando antes de que yo llegase puesto que a pesar de no haberla lubricado con saliva o algo más entro como su estuviese lubricada. Algo que aprendí con mi papi es que el pene tiene sus propios medios de lubricarse. El precum es una de esas maneras, y, mientras más excitado estés, mas precum sale! Algo que me encanta, puesto que mi papi  suele sacar precum como si fuera pis. Una vez m arrodille y el me dejo beber su precum mientras yo metía y sacaba un dildo de su culito. Sabia salado y muy rico.
Así que el hombre me había empalado. Su pene no era tan grueso como el de mi papi, pero era bastante largo. Su mano tapaba mi boca y sus embestidas solo me producían placer. Mis gemidos delataron el placer que me estaba dando y al parecer eso no le gusto. Puso su brazo alrededor de mi cuello y me ahorco mientras me embestía. Me encanto eso. Y creo que él no se percató porque yo no podía gemir. Eyaculo en mi espalda y me dejo tirado, desnudo en el baño. Era bueno poder servir de algo.
Los meses pasaron, no volví a follar con ese hombre. Pareció haber perdido interés en mí. Poco después lo arrestaron. Escuche en una conversación de mi madre que lo hicieron porque violo a una mujer de su edificio, lo cual me llevo a preguntarme, le gustaba violar? Es por eso que perdió interés en mí? Porque no me violo? Porque si me gusto?
Tres meses después de haber estado con mi madre finalmente termine los planos para mi juguete! Eureka! Era perfecto. Solo necesitaba llevarlo de papel a metal y madera y todo sería perfecto! Me costaría mucho más de lo esperado y posiblemente tendría que gastar dinero en materiales para terminarlo. Pero pensé que valdría la pena.
Pase mis noches principalmente masturbando me y pensando en mi papi. Y por masturbando me, me refiero a metiendo cosas en mi culito.
Durante mi estadía en casa de mi madre mi papi me llamo varias veces. Algunas veces más de dos veces al día, solo para preguntar me como me había ido y que había almorzado. Cosa que me hizo muy feliz, puesto que ya que no tenía una laptop para llamarle y poder tener conversaciones más privadas me tenía que limitar a usar la laptop de mi madre, y únicamente para estudiar, ya que no tenía cámara para ver a mi papi y tenía que usar su Messenger.

Las últimas semanas estaban llegando a su fin y el tormento de no tener mi collar y  mi calentura perpetua estaba llegando a su fin. Unos días más y mi collar estaría de vuelta en mi cuello y mi papi de nuevo dentro de mí. Añoraba servirle y hacerlo feliz. Quería ser su más fiel sirviente. Quería sentirme feliz al verle feliz.
Mi madre llego un día antes de mi viaje para pedirme que me quedase. Me rogo que no me fuera de su lado. Se sentía sola y aburrida sin mí. No podía, tenía un hombre que necesitaba de mí y yo de él. Además yo me sentía solo y aburrido con ella. Era ella o yo. Si me iba con mi papi no solo me haría feliz a mí, también a mi papi. Si me quedaba con ella solo una persona iba a ser feliz. Mis prioridades estaban claras.
El día en que mi avión salía hubo demasiados retrasos pero finalmente logre llegar a Alemania. Mire por todas partes pero no vi ningún letrero con mi nombre ni a mi papi esperando por mí. Por un minuto me asuste. Pensé que se había olvidado de mí. Pensé que algo malo le había pasado. Pero allí estaba. Escondido entre la multitud. Observando. Yo salte a sus brazos y lo abrace.  El me cargo y me beso en la frente.
-Donde está mi collar papi? –Pregunte.
-En casa bonito. – respondió
-Ah… -Dije algo decepcionado. –Vamos a casa?
-Vamos bonito. Respondió dándome un beso en la nariz y dejándome bajar.

Después de eso nos subimos en una limusina que él había contratado para llevarme de vuelta a casa. Nuestra casa estaba ubicada en las afueras de la ciudad porque eran más grandes y baratas, así que el viaje era de unas dos horas con un tráfico ajustado. Una hora sin tráfico en lo absoluto.
En la limusina tan pronto arrancamos me beso como si me hubiese esperado por meses si no décadas. Su lengua jugaba de lado a lado con la mía y hacia cosquillas en mi paladar, Chupaba mis labios como si fueran de caramelo y acariciaba mi cabeza como si fuera la delicada cabeza de un bebe. Era bueno estar de vuelta en casa.
Al llegar a casa lo primero que hice fue desnudarme y pedirle a mi papi mi collar, el muy gentilmente me lo trajo y me lo puso. Me costó un poco acostumbrarme de nuevo a este después de tanto tiempo. Cuando mi papi me trajo el collar se asombró de ver que tenía mi jaula. Y la agarro con una mano.
-La has tenido todo este tiempo? –Pregunto algo asombrado.
-Sip. –Respondí sonrojándome al mostrar que había sido un muy buen chico y no había eyaculado ni una vez en seis meses. El sonrió y me puso mi correa. Yo me puse en cuatro y el me halo hasta nuestra habitación y yo lo seguí. Cuando llegamos había una colección de nuevos juguetes de metal. El sabía que a mí me encantaban los juguetes de metal. Más que nada los butt plugs. También había instalado un dispense de lubricante bastante grande. Y los había puesto todos en un hermoso display en un estante que había instalado sobre la cama. La cama era nueva. Estaba pegada en dos piezas. El colchón y la base. De esa manera no sonaba cuando me usaba. No hay nada amas incomodo que el rechinar de una cama cuando tu amo te está fornicando.

Me levanto y me acostó en la cama, se desnudó frente a mí y yo le rogaba con la mirada que me permitiera quitarme la jaula. Quería acabara de una miserable vez. Pero el por otro lado, decidió que lo mejor era encender la tv y acostarse abrazándome y ver una película mientras él jugaba con mi cabello. No voy a quejarme. Me encantaba estar con mi papi de nuevo. Pero había pasado seis meses intentando lograr tener un orgasmo anal. Había intentado jugar con mi próstata lo suficiente como para hacerme eyacular sin tener que estar duro. Eso acumulo varios meses de excitación. Lo único en lo que pensaba mientras mi papi jugaba con mi cabello era quitarme la jaula y rogarle que me dejara acabar en su abdomen. Pero yo era el esclavo, y él era mi maestro. Si él quería acurrucarse conmigo en la cama y acariciarme hasta quedarme dormido lo haría. Mi única necesidad era su felicidad.

Mi Papi. Mi Maestro. #2

Capítulo 2

Esa noche me masturbe de una manera un tanto… Violenta. Más que nada por el hecho de que estaba enojado porque mi papa me había despachado a dormir y no pude seguir jugando este nuevo juego con él. Y también porque estaba muy caliente y haber acabado no me había quitado las ganas. Quería hacer algo más. Quería hacerlo todo con él.

El día siguiente fue bastante incómodo. La rutina de siempre. Solo que esta vez, cuando llego del trabajo me dijo que estaba “Muy cansado” cosa que él jamás había dicho. Para él era más importante compartir algunas horas del día conmigo que acostarse a dormir. Después de haberse encerrado en su habitación y estarse ahí por dos o tres horas decidí ir a tocar su puerta para preguntarle si quería jugar en la piscina. Me acerque, toque la puerta tres veces con mis nudillos y espere a que el abriera la puerta. Escuche movimiento detrás de la puerta y finalmente abrió!
-Quieres ir a jugar a la pelota en la piscina? – Pregunte.
-Ahora no bonito. Papa está cansado.
-Es por lo de anoche? – Pregunte algo asustado. El me miro algo asustado. –Si me gusto papi…. Y mucho… No te enojes conmigo. La próxima lo hare mejor si?
-No. –Dijo cortante. –Esto no puede volver a pasar David. Fue un error que cometí como tu padre y no puede haberte gustado. Claro?
Yo sacudí mi cabeza negativamente y corrí llorando a mi habitación. El intento detenerme pero fallo. Cerré mi puerta con seguro y me tire en mi cama a llorar. Pensé que no me quería. Pensé que se habían divorciado por mí y que la razón por la cual se mudó a Alemania era porque no me quería cerca. Pero era un nene.
Veinte minutos después toco a la puerta a lo que yo no conteste. A pesar de ser tan unidos mi papa era muy estricto y no aceptaba desobediencia. El toco de nuevo la puerta y me pidió que la abriera a lo cual no respondí. El toco una y otra vez pero jamás respondí. Solo me quede llorando en mi cama. Ahogando las lágrimas en mi almohada. Después de diez minutos escuche como mi ventana se abría, voltee a mirar y mi papa se había subido a una escalera y estaba en mi ventana.
-Perdóname bonito. No quería enojarme. –Dijo con una voz mucho más calmada. –Puedo pasar?- Yo asentí con la cabeza.
Entro por la ventana y se acostó a mi lado, limpio mis lágrimas y puso un brazo alrededor de mi cabeza.
-Un padre y su hijo no deben hacer lo que nosotros hicimos anoche bonito. –Dijo algo dudoso.
-Siempre dices que un padre debe hacer a sus hijos felices…
-Si… Pero no así…
-Porque no? A mí me hace feliz que me quieras.
-Te quiero bonito. Pero no puedo hacer eso contigo.
-Con quien sí?
-Bueno…
-Si me quieres?
-Te amo con todo mi corazón bonito.
-No te enojaste porque yo hice que se divorciaran? –Pregunte.
-No mi hermoso tu no hiciste nada de eso. –Dijo muy firme mente aunque de una manera tranquilizadora.
-Mi mami no pasa tanto tiempo conmigo cuando estoy con ella… Es ella la que no me quiere?
-Tu mama y yo te amamos bonito. Pero ambos necesitamos darte el mejor futuro posible. Si eso significa sacrificar algunos días contigo para asegurarte un futuro bueno lo haremos.
-Entonces te enojaste porque a ti también te gusto? Pregunte inocente.
Él se quedó en silencio. Me abrazo y acaricio mi cabeza.
-No está bien que un padre use sus…. Partes con su hijo bonito…
-Porque no? –Pregunte.
-Porque… Soy tu papi… Respondió de nuevo. Dudoso.
-Pero me hace feliz…
-Muy feliz? –Pregunto
-Mucho… Dije asintiendo tímidamente con mi cabeza.
El cerró sus ojos y los abrió de nuevo mirando hacia el techo. Me miro de nuevo y me beso. Su lengua veterana jugaba con mi lengua inexperta. Yo solo chupe sus labios y abría mi boca cuando él quería meter su lengua. Pronto note que mis calzoncillos se elevaban y empezaban a rozar con algo duro… El pene de mi padre.
-No te enojes conmigo papi. –Dije mientras me despegaba de su boca y me agachaba a remover sus pantalones de trabajo.
-No… No bonito… No podemos hacer esto así.
Mi cara paso de alegría a tristeza en un segundo. Él lo noto. Se subió los pantalones que estaban en sus rodillas y me hizo sentarme en sus piernas. Su pene aún estaba duro y una de mis piernas lo rozaba.
-Estas seguro de que quieres que sigamos? –Me Pregunto ese Hombre musculoso velludo de ojos azules. “Mmhm” Dije entre mis labios.
-Pero si hacemos esto… tienes que ser como la chica de anoche. Recuerdas?
Instantáneamente pasaron flashbacks de ella siendo empujada, escupida, golpeada y litigada.
-Pero no he hecho nada malo papi…
-Lo es bonito… Te voy a mostrar a lo que me refiero. Y si te gusta… Si?
Yo intente besar de la misma manera que él me había besado. Obviamente yo era un inexperto. Mi primer beso fue el. Así que solo chupe sus labios y su lengua.
El me llevo cargándome en sus brazos a su habitación. Cerro con seguro y de su armario saco una caja bastante grande con un candado. El quito el candado y la tapa y me hizo acostarme en la cama. Yo obedecí. Me acosté boca abajo como me ordeno y me desnude. El empezó a atar mis brazos y piernas contra la cama y también mi pecho.
-Te gusta bonito? Te gusta cómo se siente la cuerda en tu piel? –Pregunto.
-Si papi… Pero no puedo tocarme…
-Tocarte? Oh… Tu pene?
-Si papi… Me desatas una mano?
-No bonito. Yo decido cuando te tocas y cuando acabas ok?
-Pero dijiste que íbamos a jugar como ayer.
-Y lo haremos. Pero yo decidiré cuando hacerlo ok? Se obediente y deja que papi te muestre algunas cosas nuevas si?
-Si papi
Él se acercó a mi culito y empezó a acariciarlo y a separar mis nalgas. Introdujo su rostro entero en mi culito y empezó a lamer mi ano. Yo daba gemidos de placer mientras el intentaba abrir espacio en mi ano para su lengua. Mi pene ya duro empezó a derramar precum ya halar el prepucio. Dolía, pero me gustaba.
-Papi te va amostrar como se juega de verdad ok? Dijo mientras mordía mis nalgas con fuerza.
-Si papi… Quiero saber… -Dije entre gemidos.
Él se acercó a mi cabeza y susurro cosas. Cosas que me calentaron. Insultos. Pero me gustaba que me dijera esas cosas. Me decía cosas como “Te voy a hacer mi perra como la chica de anoche” o “Quieres ser mi putita? Mi bonita putita?”
Sí. Quería ser su puta. Su zorra, quería que me usara y se fuera a trabajar dejándome atado todo el día. Dejarme orinarme encima y regresar a casa solo para usarme de nuevo, alimentarme, dejarme usar el retrete y atarme de nuevo para hacerme su puta otra vez.
Quería acabar pero quería hacerlo feliz. Quería follarme a mi papi.
Mientras me susurraba cosas al oído empezó a meterme su verga dentro. Al principio no dolía nada. Me gustaba. Estaba en la gloria. Después empezó a embestirme. Entonces empezó a doler. No era un gran dolor, solo era una incomodidad en mi interior. Mi recto y ano no estaban preparados para ser fornicados por un macho velludo y musculoso como ese oso que tenía encima.
-Papi… Me duele…
-No mientas bonito. A mí me han follado el culo con pijas más gruesas.
-Papi… Me duele mi culito. Pero me gusta… Déjame tocarme papi porfa?
-No bonito. Primero te voy a rellenar el culito con mi semen, como la cerdita que eres. Después te voy a chupar el relleno de tu culito y te lo voy a hacer comer.
-Si papi… Me Gusta el sabor de tu… Semen?
-Leche bebe… Mi leche de papi-Respondió ebrio en lujuria y excitación
-Quiero tu leche Papi… Dámela.
El seguí embistiéndome. Dolía y sangraba. Pero estaba en la gloria. El dolor no era suficiente para opacar el placer que su verga grandota me estaba haciendo sentir. Si pene velludo y venoso me excitaba. Solo pensar que ese pene me estaba expandiendo el esfínter me excitaba. Quería hacerle lo mismo. Quería que me siguiera follando. Quería que me masturbara mi pene de puberto. Quería acabar de una puta vez.
-ya casi acabo bonito… Dentro de poco tendrás leche de papi si?
-Si papi… Rápido… ya la quiero.
Empezó a embestir muy duro. El golpe de su semen contra mi recto era erógeno. Mi pene estaba a punto de acabar. Solo necesitaba un poco más de ayuda manual. Su leche se empezó a derramar por mis testículos a lo que el saco su pene de mis intestinos. Me desato las manos y los pies y me hizo acostarme boca arriba de manera en la que mis piernas estuviesen levantadas y li culito apuntando arriba. Me pidió que hiciera fuerza para sacar su semen a lo que obedecí. Tan pronto empecé a empujar salió una catarata de crema blanca. La atrape con mi boca y la trague. El me metió los dedos en el ano y me empezó a masturbar.
-Si papi… Si… Me gusta papi… Ya casi…
-No bonito. Aún no. –Dijo deteniéndose.
-No papi.. Porfa… déjame… papi no seas malo.
-Ah sí bonito... Voy a ser muy malo contigo… Te voy a tocar y no te dejare acabar. A menos de que me prometas que vas a hacer todo lo que yo te ordene sin chistar. Ok?
-Si papi! –Respondí ciegamente. Cegado por la lujuria y la necesidad de expulsar mi lechita de púber.
El acelero el movimiento de su mano y en cuestión de segundos mi leche estaba siendo disparada en mi boca. Mi papa me ordeno mantenerla ahí y no tragarla. Me acostó y mientras iba a su caja y regresaba yo empecé a masturbarme de nuevo. Cuando el regreso me golpeo los testículos suavemente. No tan suave como una caricia. Pero lo suficiente como para que doliera. Se acostó sobre mí y me chupo el contenido de mi boca. No dejo una gota de nuestro semen en mi boca y se la trago toda. Yo lo mire con una cara triste y decepcionada porque si me gustaba tragármela. La sensación que daba en mi garganta al pasar por ahí. El sabor y su textura… El me miro con una sonrisa, casi complacido de que me sintiera mal por no haber podido tragarla. –Quieres tragarla bonito?- pregunto masajeando nuestros penes juntos. Yo asentí con la cabeza.
Y el empezó a masturbarnos con una mano. Me levanto las piernas y me fornico el agujero que treinta minutos antes era virgen y estaba sano y que ahora estaba desvirgado por el pene de un macho y sangrante por una noche de verdadero placer. No dolía. Ese roce de su pene con la herida que producía la sangre  era sexy. Me excitaba aún más. Sus caderas me fornicaban y su mano me masturbaba. Estaba en el cielo. Estaba a punto de correrme. Él se detuvo y agarro mis manos para que yo no me tocara. Y me dio en el culito como un caballo se folla a su yegua. Duro, rápido y sin piedad. Quería que esa verga me penetrara cada agujero penetrable. Incluso pensé en abrirme más agujeros si era necesario
-Papi ciento… papi… viene la leche….  Viene mi lechita! –Dije en medio del inicio de mi segundo orgasmo y mi primer orgasmo anal. Mi padre apunto mi pene a mi cara y me ordeno abrir mi boca. Yo obedecí y vi como mi pene me apuntaba a punto de disparar mi leche en mi boca. Mi papa me embistió fuerte y rápido hasta que mi pene empezó a desencadenar un infierno de semen Diez disparo inundaron mi boca y mi rostro. Me ordeno mantenerla ahí y se masturbo frente a mi cara hasta que acabo dentro de mi boca y me hizo tragarla con la boca abierta mientras él veía como mi boca llena de leche de hombre se drenaba en mi estómago.
-Papi… Me encanta ser tu putita.
-Y a mí me encanta que seas mi putita bonito… De ahora en adelante serás mi putita siempre ok?
-Si papi… -Respondí dándole un beso, haciéndolo saborear nuestras corridas en mi boca.
Después de eso él se levantó y agarro de la mesita de noche algo que no había visto antes. Me empezó a poner algo en el pene y cuando termine pude divisar lo que era. Me había puesto una jaula de castidad. Mi pene se veía triste y encerrado. Pero había algo que me gustaba de la situación. Me dijo que no podría tener lechita sino hasta que el me dijera. Me dijo que de ahora en adelante cuando él llegue quiere verme en cuatro patas en las escaleras con un collar de perrito y su correa respectiva. El me llevaría gateando a su habitación donde me cogería el culito y la boca todos los días. Yo acepte feliz. Y así lo hice.
Quería que mi papi fuera feliz. Y me hacía feliz que él me usara. Aunque no me dejara acabar muy a menudo. Me dio una tarjeta de crédito que solo me permitía usar para comprarle juguetes para usar conmigo en internet. En un mes gaste casi dos mil dólares en juguetes. Todos y cada uno de ellos fueron bien usados el mismo día que llegaron y varias veces más.
Después de tres meses de este encuentro él me dijo que quería que le hiciera un juguete yo mismo. Me permitió usar la tarjeta de crédito para comprar los materiales. Me fui al sótano y empecé a buscar cosas para usar en lugar de comprar cosas nuevas. Quería gastar mi dinero en cosas profesionales, no en materiales para hacer juguetes para inexpertos.
Mientras buscaba me sentía frustrado. Quería hacer el juguete perfecto, pero no veía nada que me fuese útil. Decidí encender la luz puesto que la luz de las escaleras era muy tenue. Al encender la luz tuve una epifanía. No necesitaba COSAS para hacer el juguete perfecto. Corrí y le dije a mi papa que no entrara en el sótano hasta que yo terminara de trabajar en mi juguete. El acepto y me permitió trabajar en secreto. Esos días desobedecí muchas veces. Se suponía que mientras mi papa no estaba yo tenía que limpiar los juguetes usados el día anterior. Ponerlos en la caja y dejar la caja en el armario. Arreglar la habitación, lavar la ropa de papa, hacer mi almuerzo puesto que ya que iba a ser la putita perfecta no me iba a pagar a alguien para que me hiciera la comida. Tenía que asearme lo mejor que podía y permanecería desnudo todo el tiempo. Antes de que el llegara a casa tenía que estar arrodillado frente a las escaleras, mostrándole mi culito limpio y sosteniendo la correa en el aire para que el me guiara a nuestra habitación. Lo único que tenía permitido vestir era mi collar con un tag que decía “Bonito” y mi jaula de castidad. Pero mientras trabajaba en mi juguete se me olvidaban las cosas. A veces él llegaba a casa y yo seguía en el sótano. Así que no jugábamos ese día. Eso me hacía muy triste porque me hacía ver como usaba su fleshlight de castigo  y me hacía ver como desperdiciaba la lechita en el suelo. No me permitía lamerla ni acercarme a ella. Después de eso me iba a preparar la cena. También se me olvidaba almorzar y si se me olvidaba el haría mi almuerzo, pero de bebida solo me daría de su pis. No me molestaba beberme su pis. Me gustaba. Pero me gustaba cuando me tenía atado a la ducha y me dejaba acabar, no para beber en la cena. SI no arreglaba su habitación o los juguetes me quitaban mi collar. Me encantaba mi collar. Me hacía sentir valorado y que me querían. Que tenía un propósito. Y el sabia eso. Ese era el peor castigo de todos. Y a todos y cada uno les agregaba una buena sesión de nalgadas. Siempre. Y dolían.
Pero si es muy bueno no es eterno. Los seis meses pasaron y yo me tenía que ir. Faltaba una semana para mi viaje a casa de mama y aún no había terminado mi juguete. El día anterior a mi vuelo mi papi me dijo que quería hacer algo especial para mí. Un ritual cada seis meses. Para decir “Hasta pronto”
Me llevo a su habitación como siempre, en cuatro patas. Siempre que tenía mi correa lo seguía en cuatro patas. Me acostó en nuestra cama y me quito mi jaula de castidad. Un mes sin haber derramado mi lechita. Una eternidad cuando permaneces desnudo. Mi padre lubrico mi pene y me puso Pinzas en mis pezones. Me dijo que esta noche iba a ser especial. Se sentó sobre mi abdomen y masturbo mi pene hasta que estaba durito. Mis manos tras mi cabeza y su lengua en mi boca. Entonces sentí como si mi pene estuviese entrando en un agujero. Mire a mi papa y me di cuenta. Me estaba follando el culito velludo de papa. Empezó a cabalgarme con gemidos y un rango variado de frases de excitación. Desde “Que rico se siente tu pene dentro mío bonito.” Hasta “Quiero que me llenes hasta los pulmones de tu leche putita!” Entre gemidos y gritos.
Su cabalgada se aceleró. Arranco las pinzas de mis pezones y apretó mis pezones con fuerza. Me encanto tanto que hiciera eso que me hizo drenar mi próstata con un mes de leche acumulada. Pegue un grito de placer mientras eyaculaba en su intestino. Mi fuerza y adrenalina se duplicaron. Levante a mi padre y lo tire en la cama mientras aun acababa dentro de él y una vez en su cama lo embestí varias veces. Todo en aras del orgasmo perfecto. Al terminar me tira a su lado y el me pidió que bebiera mi leche. Abrí mi boca y él se sentó en mi cara. Empezó a expulsar mi leche limpia de su recto. Sabía bien. Sabía a semen de púber. Después me hizo beberme su pis. Y cuando termine se masturbo en mi cara y eyaculo en mi garganta. Esa noche dormimos acurrucados el uno contra el otro. El me abrazaba y yo abrazaba un peluche que él me había regalado, con forma de perrito. Ese peluche me recordaba de quien era y para quien vivía. Yo era la putita de mi papi. Y nadie más.
El día siguiente me vestí de nuevo por primera vez en dos meses. Le puse un candado al sótano. Del cual la llave se venía a argentina conmigo. Le hice prometer a mi papi que nunca abriría la puerta. Y le dije que cuidara de nuestros juguetes.
Me subí al taxi y antes de irme él se acercó a mí y me dio un beso en la frente. Removió mi collar y me despacho. Creo que la parte más dura de todo este proceso fue que me quito mi collar. Creo que a él le dolió mas ver mi cara al quitarme mi collar que a mí cuando lo hizo. Mire hacia atrás mirando a mi papi y a mi collar. Los quería a ambos…

Me recline en la silla y pensé que tenía un consuelo. Me metí la mano en el pantalón para tocar mi pene. Era feliz. Mi jaula de castidad estaba ahí aun. Y la llave estaba en casa… Pasaría seis meses con la jaula.

Mi Papi. Mi Maestro. #1

Capítulo 1

Soy David. Tengo 19. Soy de Argentina. Mido 160cm, cabello corto y negro, soy mestizo tirando a blanco y delgado.
Mi papa es alemán, vivió allí desde que era un infante hasta que tenía 20, conoció a mi madre, cometió un error y nací yo. Se mudó con mi madre a Argentina por que no quería dejar a mi madre cuidar de mi sola. Se casaron por la iglesia y tuvieron un matrimonio bastante estable. Hasta que cumplí 13. Mis padres se divorciaron y después de explicarme que “No es por ti” e “Igual te amamos” decidieron que mi papa se mudaría a Alemania de nuevo, cosa que yo no quería puesto que era la persona en la que confiaba más y me sentía más seguro. Después de algunas semanas de discusión entre mis padres y yo, decidimos que, ya que cada uno tenía los medios para darme una vida buena independientemente viviría 6 meses con mi papa y 6 meses con mi mama. La escuela era un factor importante, pero ya que no era muy bueno hablando alemán decidieron pagarme una escuela por internet, de manera que podía estudiar en mi idioma natal desde Alemania.
Los primeros meses fueron horribles. Mis papa se fue para organizar todo allí y mi madre vendió la casa y se compró un apartamento más…”Acogedor” aunque eso sea un eufemismo.
Mi padre por otro lado no escatimo tanto en gastos puesto que tan pronto llego a Alemania consiguió trabajo como jefe de ingenieros o algo por el estilo. Lo sé, que cliché.
Cuando me mude con mi madre todos los días era lo mismo. Despertar. Desayunar. Viajar de casa a su trabajo. Estudiar.  Almorzar. Regresar. Cenar. Ver tv. Dormir.
Cuando me mude con papa… Las cosas cambiaron. Me quedaba hasta tarde viendo TV con mi papa y él se levantaba temprano para ir a su trabajo. Me dejaba notas que me pedían que hiciera mis tareas y que me ayudaría con ellas cuando llegara a casa. Pasaba desde las 7 hasta las 4 en el trabajo y el resto del día era mío. Cuando llegaba corregía mi tarea de matemáticas y física, que eran las que al más le gustaban. Me ayudaba con las otras materias y luego íbamos a jugar en la sala un rato a la mancha o escondite. Usualmente venia una mujer a hacerme el almuerzo a las 2 así que nunca tenía hambre y el desayuno eran usualmente pancakes tibios en el horno. A lo que voy con esto es que éramos muy unidos. Mi padre nunca tuvo gran pudor con la desnudez, como cualquier otro alemán criado en su país. Solía salir a la piscina, desnudo y entraba a la casa desnudo después de haberse secado. Yo por otro lado me avergonzaba bastante cuando el hacía eso puesto que mi madre me había creado muchos estigmas y le había reprochado a mi padre ese comportamiento cuando estaban juntos.
Un día estaba en casa, era tarde en la noche y estaba pasando los canales cuando vi un canal que me llamo la atención. Una mujer estaba atada a una mesa y estaba siendo latigada, orinada, masturbada y escupida antes de que un hombre grande, fornido, velludo y con una verga de al menos unos 20cm se la follara en el culo. Antes había tenido erecciones, pero esta era la primera vez que quería satisfacerla. No era un joven que pasara mucho tiempo en internet y era bastante reservado en la escuela, de modo que no sabía que era el porno. Mi verga se puso grande y dura, yo estaba en ropa interior y se notaba bastante. La calefacción parecía haber subido intensamente, empecé a sudar y vi como el hombre se empezaba a masturbar antes de acabar en la espalda de la mujer y dar paso a otro hombre igual pero con más barriga y se veía bastante como mi papa. Empecé a imitar el movimiento del hombre con su pene y me gusto. Me masturbe con una gran rapidez hasta que mi pene se puso rojo. Me estaba fijando en el hombre que se cogía a la mujer porque era lo único que me atraía. Su pene más que nada. Mi paja fue abruptamente detenida por la mano de mi padre en mi hombro. Yo rápidamente escondí mi pene y cambie el canal, el por otro lado se sentó junto a mí y me quito el control, puso de nuevo el canal y se bajó la ropa interior.
-Despacio. – Dijo el mientras se masturbaba lentamente. –Dale. No te preocupes. Yo me saque mi verga de los calzoncillos pero estaba flácida por el susto. Intente levantarla pero tener a mi padre a mi lado me impedía hacerlo. Él se percató de esto y dejo su verga a un lado para masajear la mía. Tan pronto como me toco me puse firme.
-Ah! Te gusta que otros te toquen? – Dijo.
-Se siente bien – Respondí susurrando.
-Inténtalo con la mía. – Dijo poniendo mi mano en su verga. Era tan gruesa que mi mano apenas lograba cubrirla por completo y ni en chiste lograba recorrerla toda con un solo movimiento de muñeca. Nos masturbamos el uno al otro hasta que el segundo hombre acabo sobre la chica y cambiaron de escena. Esta vez tenían a la mujer atada al techo, colgando. Dos hombres se la metían al mismo tiempo. Uno por la vagina y el otro por el ano. Uno de ellos se detuvo y empezó a follarse a la mujer por el ano también. Dos pijas en el mismo hueco.
-Eso debe doler. – Dije sudando mientras mi papa apretaba mis testículos.
-Por el culo? – Pregunto sin despegar la vista de la imagen.
-Sí.
-Nah. Se siente bien si lo hacen bien. Tal vez un poco al principio, pero después se siente bien.
-Que tan bien? – Pregunte inocente. El dejo de tocar mi verga y mis huevos para tocar mi aureola que, gracias a mi verga tenía sus dedos bien lubricados con pre-cum. Tanteo mi ano un poco y yo voltee a mirarlo algo asustado, el me miro de vuelta y me metió un dedo lentamente.
-Te duele? – Pregunto susurrando. Yo sacudí mi cabeza y abrí más mis piernas mientras empezaba a masturbarme lentamente, como había aprendido de mi papa.
Metió otro dedo, este si dolió un poco pero el dolor desapareció bastante rápido considerando el talle de mi padre.
-Papi… Siento…
-Acaba campeón. Hazlo aquí. – Dijo poniendo su cara frente a mi verga, tapándome la vista. Yo acelere la velocidad de mi mano y eyacule gimiendo, casi gritando. Mi papa se levantó con la cara limpia y chupándose los dedos. Se la había comido.
-A que… A que sabe? – Pregunte. A lo que él se levantó no sin antes sacar sus dedos de mi ano y apunto su verga grandota a mí.

-Abre la boca. – Dijo. Yo obedecí. Él se acercó a mí y puso sus manos en mi cabeza, empujándome hacia su verga hasta metérmela. –Respira. – Dijo antes de meterme su pene largo en la boca, abriéndose espacio en mi garganta. Me empecé a ahogar y a dar arcadas, el por otro lado empujo su pene más al fondo. Yo luchaba por mantener la cena dentro de mi estómago pero me estaba costando, intente sacarlo pero es muchísimo más fuerte que yo. Que recientemente había cumplido mis 14.No paso mucho antes que mis empujones delataran que iba a vomitar. El la saco justo en tiempo para que yo pudiera recomponerme. Su mano masturbaba ese pene largo y venoso y me encantaba. Volví a abrir la boca y casi como si fuera sincronizado, el disparo su leche en mi boca. Salado, amargo y afrodisíaco. Me limpie las gotas que no habían entrado y me despacho a dormir. Esa noche no pude dormir. Quería más. Lo quería todo. Y estoy seguro que él también tuvo problemas para dormir. Lo sé por los gemidos que el daba en la sala de TV mientras se masturbaba sin mí.

Nota: Esta se suponía que seria un relato FastPass, lo que quiere decir que seria simplemente uno, para los lectores que no buscaban romance o una historia bien planteada. Lo he transformado en una saga que durara entre 6 y 10 capítulos, o mas si siento que necesito darle un mejor cierre.

Ya que fue iniciada con un bosquejo pobre en la historia, me disculpo de antemano en caso de que encuentren huecos de continuidad en la historia y me los hagan saber vía E-mail para poder repararlos.

Gracias.