jueves, 24 de diciembre de 2015

Mi Papi. Mi maestro. #3

Capítulo 3


Cuando llegue a casa de mi madre mi habitación estaba exactamente igual a como la deje. Serian seis meses aburridos.
Mi collar se había ido. Mi rutina se había ido. Me sentía sin propósito. De nuevo mi madre me llevaba a su trabajo y yo pasaba los días jugando con mi jaula. Tocándola, removiéndola, Intentando ponerme duro.
En las noches usaba un Sharpee como dildo, pensando que mi papi me usaba. Quería mis juguetes. Quería mi collar.
En lugar de lamentarme, el primer mes pase mucho tiempo en la oficina y en casa haciendo planos para mi juguete. Quería que fuese perfecto. Lo mejor para mi papi. Hice los planos en código para que mi madre no descubriese que era.
Un día estaba trabajando en mis planos cuando uno de los amigos de trabajo de mi madre entro en la oficina en la que yo estaba, Me pregunto qué hacía y yo respondí que “dibujaba” Él puso su mano en mi cabeza y la acaricio mientras veía que dibujaba. Yo organice mis cosas y las escondí. A pesar de que estuviese en código los dibujos todos juntos podrían dar una impresión de lo que era. Sonreí y guarde todo en una mochila que tenía para llevar mis cosas. Me levante y me dirigí al baño. El hombre me seguía y yo tenía la impresión de que si iba directamente al baño podría pasar algo, fui a la oficina donde estaba mi madre y me acosté en el sofá a dormir.
Cuando desperté mi madre estaba haciendo notas y poniendo sellos en hojas. Era bastante tarde, habíamos almorzado ahí y me tendría que quedar en la oficina todo el día por trabajo acumulado. Decidí ir al baño ya que había dormido por dos horas y el líquido se había acumulado en mi vejiga.
Camine al baño siendo muy cuidadoso de que el tipo no me siguiera, pensé que ni estaba en el edificio. Al entrar al baño y ponerme en uno de los urinales en la pared, y empezar a liberar mi vejiga  de su yugo líquido, el hombre salió de una de las cabinas. Mierda.
El hombre se paró junto a mí y fingió orinar. Yo estaba en una de las esquinas, había cinco urinales y él había escogido el que estaba justo al lado de mí. No. Él no estaba orinando, se estaba masturbando. La posición en la que yo estaba no le permitía verme, ergo no podía ver mi jaula. Se giró y me mostro su verga. Dura, venosa, grande. Justo como la de mi papi. No pude evitarlo. Mis ojos estaban posados en esa verga grandota. Solo me traían recuerdos. Recuerdos de mi padre montándome como a una perra. Como quería que mi papi estuviese conmigo.
El hombre se abalanzó sobre mí  y prácticamente me arranco los pantalones, me metió en el baño de discapacitados y termino de desvestirme. Yo permanecí callado.
El hombre me dejo sentado en la toilette y miro mi jaula. Sonrió.
-Bueno… No vamos a usar eso… Voltéate.- Dijo. Yo obedecí y  me di la vuelta, mis pies en el suelo y mis manos sobre la pared. Mi agujero expuesto a este hombre. Él se quitó la camisa y pude ver un cuerpo musculoso, no como mi papi, pero se parecía bastante, aunque mi papi tuviese más vello que él. Me tapo la boca y me ensarto su verga. Voy a pensar que se había estado masturbando antes de que yo llegase puesto que a pesar de no haberla lubricado con saliva o algo más entro como su estuviese lubricada. Algo que aprendí con mi papi es que el pene tiene sus propios medios de lubricarse. El precum es una de esas maneras, y, mientras más excitado estés, mas precum sale! Algo que me encanta, puesto que mi papi  suele sacar precum como si fuera pis. Una vez m arrodille y el me dejo beber su precum mientras yo metía y sacaba un dildo de su culito. Sabia salado y muy rico.
Así que el hombre me había empalado. Su pene no era tan grueso como el de mi papi, pero era bastante largo. Su mano tapaba mi boca y sus embestidas solo me producían placer. Mis gemidos delataron el placer que me estaba dando y al parecer eso no le gusto. Puso su brazo alrededor de mi cuello y me ahorco mientras me embestía. Me encanto eso. Y creo que él no se percató porque yo no podía gemir. Eyaculo en mi espalda y me dejo tirado, desnudo en el baño. Era bueno poder servir de algo.
Los meses pasaron, no volví a follar con ese hombre. Pareció haber perdido interés en mí. Poco después lo arrestaron. Escuche en una conversación de mi madre que lo hicieron porque violo a una mujer de su edificio, lo cual me llevo a preguntarme, le gustaba violar? Es por eso que perdió interés en mí? Porque no me violo? Porque si me gusto?
Tres meses después de haber estado con mi madre finalmente termine los planos para mi juguete! Eureka! Era perfecto. Solo necesitaba llevarlo de papel a metal y madera y todo sería perfecto! Me costaría mucho más de lo esperado y posiblemente tendría que gastar dinero en materiales para terminarlo. Pero pensé que valdría la pena.
Pase mis noches principalmente masturbando me y pensando en mi papi. Y por masturbando me, me refiero a metiendo cosas en mi culito.
Durante mi estadía en casa de mi madre mi papi me llamo varias veces. Algunas veces más de dos veces al día, solo para preguntar me como me había ido y que había almorzado. Cosa que me hizo muy feliz, puesto que ya que no tenía una laptop para llamarle y poder tener conversaciones más privadas me tenía que limitar a usar la laptop de mi madre, y únicamente para estudiar, ya que no tenía cámara para ver a mi papi y tenía que usar su Messenger.

Las últimas semanas estaban llegando a su fin y el tormento de no tener mi collar y  mi calentura perpetua estaba llegando a su fin. Unos días más y mi collar estaría de vuelta en mi cuello y mi papi de nuevo dentro de mí. Añoraba servirle y hacerlo feliz. Quería ser su más fiel sirviente. Quería sentirme feliz al verle feliz.
Mi madre llego un día antes de mi viaje para pedirme que me quedase. Me rogo que no me fuera de su lado. Se sentía sola y aburrida sin mí. No podía, tenía un hombre que necesitaba de mí y yo de él. Además yo me sentía solo y aburrido con ella. Era ella o yo. Si me iba con mi papi no solo me haría feliz a mí, también a mi papi. Si me quedaba con ella solo una persona iba a ser feliz. Mis prioridades estaban claras.
El día en que mi avión salía hubo demasiados retrasos pero finalmente logre llegar a Alemania. Mire por todas partes pero no vi ningún letrero con mi nombre ni a mi papi esperando por mí. Por un minuto me asuste. Pensé que se había olvidado de mí. Pensé que algo malo le había pasado. Pero allí estaba. Escondido entre la multitud. Observando. Yo salte a sus brazos y lo abrace.  El me cargo y me beso en la frente.
-Donde está mi collar papi? –Pregunte.
-En casa bonito. – respondió
-Ah… -Dije algo decepcionado. –Vamos a casa?
-Vamos bonito. Respondió dándome un beso en la nariz y dejándome bajar.

Después de eso nos subimos en una limusina que él había contratado para llevarme de vuelta a casa. Nuestra casa estaba ubicada en las afueras de la ciudad porque eran más grandes y baratas, así que el viaje era de unas dos horas con un tráfico ajustado. Una hora sin tráfico en lo absoluto.
En la limusina tan pronto arrancamos me beso como si me hubiese esperado por meses si no décadas. Su lengua jugaba de lado a lado con la mía y hacia cosquillas en mi paladar, Chupaba mis labios como si fueran de caramelo y acariciaba mi cabeza como si fuera la delicada cabeza de un bebe. Era bueno estar de vuelta en casa.
Al llegar a casa lo primero que hice fue desnudarme y pedirle a mi papi mi collar, el muy gentilmente me lo trajo y me lo puso. Me costó un poco acostumbrarme de nuevo a este después de tanto tiempo. Cuando mi papi me trajo el collar se asombró de ver que tenía mi jaula. Y la agarro con una mano.
-La has tenido todo este tiempo? –Pregunto algo asombrado.
-Sip. –Respondí sonrojándome al mostrar que había sido un muy buen chico y no había eyaculado ni una vez en seis meses. El sonrió y me puso mi correa. Yo me puse en cuatro y el me halo hasta nuestra habitación y yo lo seguí. Cuando llegamos había una colección de nuevos juguetes de metal. El sabía que a mí me encantaban los juguetes de metal. Más que nada los butt plugs. También había instalado un dispense de lubricante bastante grande. Y los había puesto todos en un hermoso display en un estante que había instalado sobre la cama. La cama era nueva. Estaba pegada en dos piezas. El colchón y la base. De esa manera no sonaba cuando me usaba. No hay nada amas incomodo que el rechinar de una cama cuando tu amo te está fornicando.

Me levanto y me acostó en la cama, se desnudó frente a mí y yo le rogaba con la mirada que me permitiera quitarme la jaula. Quería acabara de una miserable vez. Pero el por otro lado, decidió que lo mejor era encender la tv y acostarse abrazándome y ver una película mientras él jugaba con mi cabello. No voy a quejarme. Me encantaba estar con mi papi de nuevo. Pero había pasado seis meses intentando lograr tener un orgasmo anal. Había intentado jugar con mi próstata lo suficiente como para hacerme eyacular sin tener que estar duro. Eso acumulo varios meses de excitación. Lo único en lo que pensaba mientras mi papi jugaba con mi cabello era quitarme la jaula y rogarle que me dejara acabar en su abdomen. Pero yo era el esclavo, y él era mi maestro. Si él quería acurrucarse conmigo en la cama y acariciarme hasta quedarme dormido lo haría. Mi única necesidad era su felicidad.

Mi Papi. Mi Maestro. #2

Capítulo 2

Esa noche me masturbe de una manera un tanto… Violenta. Más que nada por el hecho de que estaba enojado porque mi papa me había despachado a dormir y no pude seguir jugando este nuevo juego con él. Y también porque estaba muy caliente y haber acabado no me había quitado las ganas. Quería hacer algo más. Quería hacerlo todo con él.

El día siguiente fue bastante incómodo. La rutina de siempre. Solo que esta vez, cuando llego del trabajo me dijo que estaba “Muy cansado” cosa que él jamás había dicho. Para él era más importante compartir algunas horas del día conmigo que acostarse a dormir. Después de haberse encerrado en su habitación y estarse ahí por dos o tres horas decidí ir a tocar su puerta para preguntarle si quería jugar en la piscina. Me acerque, toque la puerta tres veces con mis nudillos y espere a que el abriera la puerta. Escuche movimiento detrás de la puerta y finalmente abrió!
-Quieres ir a jugar a la pelota en la piscina? – Pregunte.
-Ahora no bonito. Papa está cansado.
-Es por lo de anoche? – Pregunte algo asustado. El me miro algo asustado. –Si me gusto papi…. Y mucho… No te enojes conmigo. La próxima lo hare mejor si?
-No. –Dijo cortante. –Esto no puede volver a pasar David. Fue un error que cometí como tu padre y no puede haberte gustado. Claro?
Yo sacudí mi cabeza negativamente y corrí llorando a mi habitación. El intento detenerme pero fallo. Cerré mi puerta con seguro y me tire en mi cama a llorar. Pensé que no me quería. Pensé que se habían divorciado por mí y que la razón por la cual se mudó a Alemania era porque no me quería cerca. Pero era un nene.
Veinte minutos después toco a la puerta a lo que yo no conteste. A pesar de ser tan unidos mi papa era muy estricto y no aceptaba desobediencia. El toco de nuevo la puerta y me pidió que la abriera a lo cual no respondí. El toco una y otra vez pero jamás respondí. Solo me quede llorando en mi cama. Ahogando las lágrimas en mi almohada. Después de diez minutos escuche como mi ventana se abría, voltee a mirar y mi papa se había subido a una escalera y estaba en mi ventana.
-Perdóname bonito. No quería enojarme. –Dijo con una voz mucho más calmada. –Puedo pasar?- Yo asentí con la cabeza.
Entro por la ventana y se acostó a mi lado, limpio mis lágrimas y puso un brazo alrededor de mi cabeza.
-Un padre y su hijo no deben hacer lo que nosotros hicimos anoche bonito. –Dijo algo dudoso.
-Siempre dices que un padre debe hacer a sus hijos felices…
-Si… Pero no así…
-Porque no? A mí me hace feliz que me quieras.
-Te quiero bonito. Pero no puedo hacer eso contigo.
-Con quien sí?
-Bueno…
-Si me quieres?
-Te amo con todo mi corazón bonito.
-No te enojaste porque yo hice que se divorciaran? –Pregunte.
-No mi hermoso tu no hiciste nada de eso. –Dijo muy firme mente aunque de una manera tranquilizadora.
-Mi mami no pasa tanto tiempo conmigo cuando estoy con ella… Es ella la que no me quiere?
-Tu mama y yo te amamos bonito. Pero ambos necesitamos darte el mejor futuro posible. Si eso significa sacrificar algunos días contigo para asegurarte un futuro bueno lo haremos.
-Entonces te enojaste porque a ti también te gusto? Pregunte inocente.
Él se quedó en silencio. Me abrazo y acaricio mi cabeza.
-No está bien que un padre use sus…. Partes con su hijo bonito…
-Porque no? –Pregunte.
-Porque… Soy tu papi… Respondió de nuevo. Dudoso.
-Pero me hace feliz…
-Muy feliz? –Pregunto
-Mucho… Dije asintiendo tímidamente con mi cabeza.
El cerró sus ojos y los abrió de nuevo mirando hacia el techo. Me miro de nuevo y me beso. Su lengua veterana jugaba con mi lengua inexperta. Yo solo chupe sus labios y abría mi boca cuando él quería meter su lengua. Pronto note que mis calzoncillos se elevaban y empezaban a rozar con algo duro… El pene de mi padre.
-No te enojes conmigo papi. –Dije mientras me despegaba de su boca y me agachaba a remover sus pantalones de trabajo.
-No… No bonito… No podemos hacer esto así.
Mi cara paso de alegría a tristeza en un segundo. Él lo noto. Se subió los pantalones que estaban en sus rodillas y me hizo sentarme en sus piernas. Su pene aún estaba duro y una de mis piernas lo rozaba.
-Estas seguro de que quieres que sigamos? –Me Pregunto ese Hombre musculoso velludo de ojos azules. “Mmhm” Dije entre mis labios.
-Pero si hacemos esto… tienes que ser como la chica de anoche. Recuerdas?
Instantáneamente pasaron flashbacks de ella siendo empujada, escupida, golpeada y litigada.
-Pero no he hecho nada malo papi…
-Lo es bonito… Te voy a mostrar a lo que me refiero. Y si te gusta… Si?
Yo intente besar de la misma manera que él me había besado. Obviamente yo era un inexperto. Mi primer beso fue el. Así que solo chupe sus labios y su lengua.
El me llevo cargándome en sus brazos a su habitación. Cerro con seguro y de su armario saco una caja bastante grande con un candado. El quito el candado y la tapa y me hizo acostarme en la cama. Yo obedecí. Me acosté boca abajo como me ordeno y me desnude. El empezó a atar mis brazos y piernas contra la cama y también mi pecho.
-Te gusta bonito? Te gusta cómo se siente la cuerda en tu piel? –Pregunto.
-Si papi… Pero no puedo tocarme…
-Tocarte? Oh… Tu pene?
-Si papi… Me desatas una mano?
-No bonito. Yo decido cuando te tocas y cuando acabas ok?
-Pero dijiste que íbamos a jugar como ayer.
-Y lo haremos. Pero yo decidiré cuando hacerlo ok? Se obediente y deja que papi te muestre algunas cosas nuevas si?
-Si papi
Él se acercó a mi culito y empezó a acariciarlo y a separar mis nalgas. Introdujo su rostro entero en mi culito y empezó a lamer mi ano. Yo daba gemidos de placer mientras el intentaba abrir espacio en mi ano para su lengua. Mi pene ya duro empezó a derramar precum ya halar el prepucio. Dolía, pero me gustaba.
-Papi te va amostrar como se juega de verdad ok? Dijo mientras mordía mis nalgas con fuerza.
-Si papi… Quiero saber… -Dije entre gemidos.
Él se acercó a mi cabeza y susurro cosas. Cosas que me calentaron. Insultos. Pero me gustaba que me dijera esas cosas. Me decía cosas como “Te voy a hacer mi perra como la chica de anoche” o “Quieres ser mi putita? Mi bonita putita?”
Sí. Quería ser su puta. Su zorra, quería que me usara y se fuera a trabajar dejándome atado todo el día. Dejarme orinarme encima y regresar a casa solo para usarme de nuevo, alimentarme, dejarme usar el retrete y atarme de nuevo para hacerme su puta otra vez.
Quería acabar pero quería hacerlo feliz. Quería follarme a mi papi.
Mientras me susurraba cosas al oído empezó a meterme su verga dentro. Al principio no dolía nada. Me gustaba. Estaba en la gloria. Después empezó a embestirme. Entonces empezó a doler. No era un gran dolor, solo era una incomodidad en mi interior. Mi recto y ano no estaban preparados para ser fornicados por un macho velludo y musculoso como ese oso que tenía encima.
-Papi… Me duele…
-No mientas bonito. A mí me han follado el culo con pijas más gruesas.
-Papi… Me duele mi culito. Pero me gusta… Déjame tocarme papi porfa?
-No bonito. Primero te voy a rellenar el culito con mi semen, como la cerdita que eres. Después te voy a chupar el relleno de tu culito y te lo voy a hacer comer.
-Si papi… Me Gusta el sabor de tu… Semen?
-Leche bebe… Mi leche de papi-Respondió ebrio en lujuria y excitación
-Quiero tu leche Papi… Dámela.
El seguí embistiéndome. Dolía y sangraba. Pero estaba en la gloria. El dolor no era suficiente para opacar el placer que su verga grandota me estaba haciendo sentir. Si pene velludo y venoso me excitaba. Solo pensar que ese pene me estaba expandiendo el esfínter me excitaba. Quería hacerle lo mismo. Quería que me siguiera follando. Quería que me masturbara mi pene de puberto. Quería acabar de una puta vez.
-ya casi acabo bonito… Dentro de poco tendrás leche de papi si?
-Si papi… Rápido… ya la quiero.
Empezó a embestir muy duro. El golpe de su semen contra mi recto era erógeno. Mi pene estaba a punto de acabar. Solo necesitaba un poco más de ayuda manual. Su leche se empezó a derramar por mis testículos a lo que el saco su pene de mis intestinos. Me desato las manos y los pies y me hizo acostarme boca arriba de manera en la que mis piernas estuviesen levantadas y li culito apuntando arriba. Me pidió que hiciera fuerza para sacar su semen a lo que obedecí. Tan pronto empecé a empujar salió una catarata de crema blanca. La atrape con mi boca y la trague. El me metió los dedos en el ano y me empezó a masturbar.
-Si papi… Si… Me gusta papi… Ya casi…
-No bonito. Aún no. –Dijo deteniéndose.
-No papi.. Porfa… déjame… papi no seas malo.
-Ah sí bonito... Voy a ser muy malo contigo… Te voy a tocar y no te dejare acabar. A menos de que me prometas que vas a hacer todo lo que yo te ordene sin chistar. Ok?
-Si papi! –Respondí ciegamente. Cegado por la lujuria y la necesidad de expulsar mi lechita de púber.
El acelero el movimiento de su mano y en cuestión de segundos mi leche estaba siendo disparada en mi boca. Mi papa me ordeno mantenerla ahí y no tragarla. Me acostó y mientras iba a su caja y regresaba yo empecé a masturbarme de nuevo. Cuando el regreso me golpeo los testículos suavemente. No tan suave como una caricia. Pero lo suficiente como para que doliera. Se acostó sobre mí y me chupo el contenido de mi boca. No dejo una gota de nuestro semen en mi boca y se la trago toda. Yo lo mire con una cara triste y decepcionada porque si me gustaba tragármela. La sensación que daba en mi garganta al pasar por ahí. El sabor y su textura… El me miro con una sonrisa, casi complacido de que me sintiera mal por no haber podido tragarla. –Quieres tragarla bonito?- pregunto masajeando nuestros penes juntos. Yo asentí con la cabeza.
Y el empezó a masturbarnos con una mano. Me levanto las piernas y me fornico el agujero que treinta minutos antes era virgen y estaba sano y que ahora estaba desvirgado por el pene de un macho y sangrante por una noche de verdadero placer. No dolía. Ese roce de su pene con la herida que producía la sangre  era sexy. Me excitaba aún más. Sus caderas me fornicaban y su mano me masturbaba. Estaba en el cielo. Estaba a punto de correrme. Él se detuvo y agarro mis manos para que yo no me tocara. Y me dio en el culito como un caballo se folla a su yegua. Duro, rápido y sin piedad. Quería que esa verga me penetrara cada agujero penetrable. Incluso pensé en abrirme más agujeros si era necesario
-Papi ciento… papi… viene la leche….  Viene mi lechita! –Dije en medio del inicio de mi segundo orgasmo y mi primer orgasmo anal. Mi padre apunto mi pene a mi cara y me ordeno abrir mi boca. Yo obedecí y vi como mi pene me apuntaba a punto de disparar mi leche en mi boca. Mi papa me embistió fuerte y rápido hasta que mi pene empezó a desencadenar un infierno de semen Diez disparo inundaron mi boca y mi rostro. Me ordeno mantenerla ahí y se masturbo frente a mi cara hasta que acabo dentro de mi boca y me hizo tragarla con la boca abierta mientras él veía como mi boca llena de leche de hombre se drenaba en mi estómago.
-Papi… Me encanta ser tu putita.
-Y a mí me encanta que seas mi putita bonito… De ahora en adelante serás mi putita siempre ok?
-Si papi… -Respondí dándole un beso, haciéndolo saborear nuestras corridas en mi boca.
Después de eso él se levantó y agarro de la mesita de noche algo que no había visto antes. Me empezó a poner algo en el pene y cuando termine pude divisar lo que era. Me había puesto una jaula de castidad. Mi pene se veía triste y encerrado. Pero había algo que me gustaba de la situación. Me dijo que no podría tener lechita sino hasta que el me dijera. Me dijo que de ahora en adelante cuando él llegue quiere verme en cuatro patas en las escaleras con un collar de perrito y su correa respectiva. El me llevaría gateando a su habitación donde me cogería el culito y la boca todos los días. Yo acepte feliz. Y así lo hice.
Quería que mi papi fuera feliz. Y me hacía feliz que él me usara. Aunque no me dejara acabar muy a menudo. Me dio una tarjeta de crédito que solo me permitía usar para comprarle juguetes para usar conmigo en internet. En un mes gaste casi dos mil dólares en juguetes. Todos y cada uno de ellos fueron bien usados el mismo día que llegaron y varias veces más.
Después de tres meses de este encuentro él me dijo que quería que le hiciera un juguete yo mismo. Me permitió usar la tarjeta de crédito para comprar los materiales. Me fui al sótano y empecé a buscar cosas para usar en lugar de comprar cosas nuevas. Quería gastar mi dinero en cosas profesionales, no en materiales para hacer juguetes para inexpertos.
Mientras buscaba me sentía frustrado. Quería hacer el juguete perfecto, pero no veía nada que me fuese útil. Decidí encender la luz puesto que la luz de las escaleras era muy tenue. Al encender la luz tuve una epifanía. No necesitaba COSAS para hacer el juguete perfecto. Corrí y le dije a mi papa que no entrara en el sótano hasta que yo terminara de trabajar en mi juguete. El acepto y me permitió trabajar en secreto. Esos días desobedecí muchas veces. Se suponía que mientras mi papa no estaba yo tenía que limpiar los juguetes usados el día anterior. Ponerlos en la caja y dejar la caja en el armario. Arreglar la habitación, lavar la ropa de papa, hacer mi almuerzo puesto que ya que iba a ser la putita perfecta no me iba a pagar a alguien para que me hiciera la comida. Tenía que asearme lo mejor que podía y permanecería desnudo todo el tiempo. Antes de que el llegara a casa tenía que estar arrodillado frente a las escaleras, mostrándole mi culito limpio y sosteniendo la correa en el aire para que el me guiara a nuestra habitación. Lo único que tenía permitido vestir era mi collar con un tag que decía “Bonito” y mi jaula de castidad. Pero mientras trabajaba en mi juguete se me olvidaban las cosas. A veces él llegaba a casa y yo seguía en el sótano. Así que no jugábamos ese día. Eso me hacía muy triste porque me hacía ver como usaba su fleshlight de castigo  y me hacía ver como desperdiciaba la lechita en el suelo. No me permitía lamerla ni acercarme a ella. Después de eso me iba a preparar la cena. También se me olvidaba almorzar y si se me olvidaba el haría mi almuerzo, pero de bebida solo me daría de su pis. No me molestaba beberme su pis. Me gustaba. Pero me gustaba cuando me tenía atado a la ducha y me dejaba acabar, no para beber en la cena. SI no arreglaba su habitación o los juguetes me quitaban mi collar. Me encantaba mi collar. Me hacía sentir valorado y que me querían. Que tenía un propósito. Y el sabia eso. Ese era el peor castigo de todos. Y a todos y cada uno les agregaba una buena sesión de nalgadas. Siempre. Y dolían.
Pero si es muy bueno no es eterno. Los seis meses pasaron y yo me tenía que ir. Faltaba una semana para mi viaje a casa de mama y aún no había terminado mi juguete. El día anterior a mi vuelo mi papi me dijo que quería hacer algo especial para mí. Un ritual cada seis meses. Para decir “Hasta pronto”
Me llevo a su habitación como siempre, en cuatro patas. Siempre que tenía mi correa lo seguía en cuatro patas. Me acostó en nuestra cama y me quito mi jaula de castidad. Un mes sin haber derramado mi lechita. Una eternidad cuando permaneces desnudo. Mi padre lubrico mi pene y me puso Pinzas en mis pezones. Me dijo que esta noche iba a ser especial. Se sentó sobre mi abdomen y masturbo mi pene hasta que estaba durito. Mis manos tras mi cabeza y su lengua en mi boca. Entonces sentí como si mi pene estuviese entrando en un agujero. Mire a mi papa y me di cuenta. Me estaba follando el culito velludo de papa. Empezó a cabalgarme con gemidos y un rango variado de frases de excitación. Desde “Que rico se siente tu pene dentro mío bonito.” Hasta “Quiero que me llenes hasta los pulmones de tu leche putita!” Entre gemidos y gritos.
Su cabalgada se aceleró. Arranco las pinzas de mis pezones y apretó mis pezones con fuerza. Me encanto tanto que hiciera eso que me hizo drenar mi próstata con un mes de leche acumulada. Pegue un grito de placer mientras eyaculaba en su intestino. Mi fuerza y adrenalina se duplicaron. Levante a mi padre y lo tire en la cama mientras aun acababa dentro de él y una vez en su cama lo embestí varias veces. Todo en aras del orgasmo perfecto. Al terminar me tira a su lado y el me pidió que bebiera mi leche. Abrí mi boca y él se sentó en mi cara. Empezó a expulsar mi leche limpia de su recto. Sabía bien. Sabía a semen de púber. Después me hizo beberme su pis. Y cuando termine se masturbo en mi cara y eyaculo en mi garganta. Esa noche dormimos acurrucados el uno contra el otro. El me abrazaba y yo abrazaba un peluche que él me había regalado, con forma de perrito. Ese peluche me recordaba de quien era y para quien vivía. Yo era la putita de mi papi. Y nadie más.
El día siguiente me vestí de nuevo por primera vez en dos meses. Le puse un candado al sótano. Del cual la llave se venía a argentina conmigo. Le hice prometer a mi papi que nunca abriría la puerta. Y le dije que cuidara de nuestros juguetes.
Me subí al taxi y antes de irme él se acercó a mí y me dio un beso en la frente. Removió mi collar y me despacho. Creo que la parte más dura de todo este proceso fue que me quito mi collar. Creo que a él le dolió mas ver mi cara al quitarme mi collar que a mí cuando lo hizo. Mire hacia atrás mirando a mi papi y a mi collar. Los quería a ambos…

Me recline en la silla y pensé que tenía un consuelo. Me metí la mano en el pantalón para tocar mi pene. Era feliz. Mi jaula de castidad estaba ahí aun. Y la llave estaba en casa… Pasaría seis meses con la jaula.

Mi Papi. Mi Maestro. #1

Capítulo 1

Soy David. Tengo 19. Soy de Argentina. Mido 160cm, cabello corto y negro, soy mestizo tirando a blanco y delgado.
Mi papa es alemán, vivió allí desde que era un infante hasta que tenía 20, conoció a mi madre, cometió un error y nací yo. Se mudó con mi madre a Argentina por que no quería dejar a mi madre cuidar de mi sola. Se casaron por la iglesia y tuvieron un matrimonio bastante estable. Hasta que cumplí 13. Mis padres se divorciaron y después de explicarme que “No es por ti” e “Igual te amamos” decidieron que mi papa se mudaría a Alemania de nuevo, cosa que yo no quería puesto que era la persona en la que confiaba más y me sentía más seguro. Después de algunas semanas de discusión entre mis padres y yo, decidimos que, ya que cada uno tenía los medios para darme una vida buena independientemente viviría 6 meses con mi papa y 6 meses con mi mama. La escuela era un factor importante, pero ya que no era muy bueno hablando alemán decidieron pagarme una escuela por internet, de manera que podía estudiar en mi idioma natal desde Alemania.
Los primeros meses fueron horribles. Mis papa se fue para organizar todo allí y mi madre vendió la casa y se compró un apartamento más…”Acogedor” aunque eso sea un eufemismo.
Mi padre por otro lado no escatimo tanto en gastos puesto que tan pronto llego a Alemania consiguió trabajo como jefe de ingenieros o algo por el estilo. Lo sé, que cliché.
Cuando me mude con mi madre todos los días era lo mismo. Despertar. Desayunar. Viajar de casa a su trabajo. Estudiar.  Almorzar. Regresar. Cenar. Ver tv. Dormir.
Cuando me mude con papa… Las cosas cambiaron. Me quedaba hasta tarde viendo TV con mi papa y él se levantaba temprano para ir a su trabajo. Me dejaba notas que me pedían que hiciera mis tareas y que me ayudaría con ellas cuando llegara a casa. Pasaba desde las 7 hasta las 4 en el trabajo y el resto del día era mío. Cuando llegaba corregía mi tarea de matemáticas y física, que eran las que al más le gustaban. Me ayudaba con las otras materias y luego íbamos a jugar en la sala un rato a la mancha o escondite. Usualmente venia una mujer a hacerme el almuerzo a las 2 así que nunca tenía hambre y el desayuno eran usualmente pancakes tibios en el horno. A lo que voy con esto es que éramos muy unidos. Mi padre nunca tuvo gran pudor con la desnudez, como cualquier otro alemán criado en su país. Solía salir a la piscina, desnudo y entraba a la casa desnudo después de haberse secado. Yo por otro lado me avergonzaba bastante cuando el hacía eso puesto que mi madre me había creado muchos estigmas y le había reprochado a mi padre ese comportamiento cuando estaban juntos.
Un día estaba en casa, era tarde en la noche y estaba pasando los canales cuando vi un canal que me llamo la atención. Una mujer estaba atada a una mesa y estaba siendo latigada, orinada, masturbada y escupida antes de que un hombre grande, fornido, velludo y con una verga de al menos unos 20cm se la follara en el culo. Antes había tenido erecciones, pero esta era la primera vez que quería satisfacerla. No era un joven que pasara mucho tiempo en internet y era bastante reservado en la escuela, de modo que no sabía que era el porno. Mi verga se puso grande y dura, yo estaba en ropa interior y se notaba bastante. La calefacción parecía haber subido intensamente, empecé a sudar y vi como el hombre se empezaba a masturbar antes de acabar en la espalda de la mujer y dar paso a otro hombre igual pero con más barriga y se veía bastante como mi papa. Empecé a imitar el movimiento del hombre con su pene y me gusto. Me masturbe con una gran rapidez hasta que mi pene se puso rojo. Me estaba fijando en el hombre que se cogía a la mujer porque era lo único que me atraía. Su pene más que nada. Mi paja fue abruptamente detenida por la mano de mi padre en mi hombro. Yo rápidamente escondí mi pene y cambie el canal, el por otro lado se sentó junto a mí y me quito el control, puso de nuevo el canal y se bajó la ropa interior.
-Despacio. – Dijo el mientras se masturbaba lentamente. –Dale. No te preocupes. Yo me saque mi verga de los calzoncillos pero estaba flácida por el susto. Intente levantarla pero tener a mi padre a mi lado me impedía hacerlo. Él se percató de esto y dejo su verga a un lado para masajear la mía. Tan pronto como me toco me puse firme.
-Ah! Te gusta que otros te toquen? – Dijo.
-Se siente bien – Respondí susurrando.
-Inténtalo con la mía. – Dijo poniendo mi mano en su verga. Era tan gruesa que mi mano apenas lograba cubrirla por completo y ni en chiste lograba recorrerla toda con un solo movimiento de muñeca. Nos masturbamos el uno al otro hasta que el segundo hombre acabo sobre la chica y cambiaron de escena. Esta vez tenían a la mujer atada al techo, colgando. Dos hombres se la metían al mismo tiempo. Uno por la vagina y el otro por el ano. Uno de ellos se detuvo y empezó a follarse a la mujer por el ano también. Dos pijas en el mismo hueco.
-Eso debe doler. – Dije sudando mientras mi papa apretaba mis testículos.
-Por el culo? – Pregunto sin despegar la vista de la imagen.
-Sí.
-Nah. Se siente bien si lo hacen bien. Tal vez un poco al principio, pero después se siente bien.
-Que tan bien? – Pregunte inocente. El dejo de tocar mi verga y mis huevos para tocar mi aureola que, gracias a mi verga tenía sus dedos bien lubricados con pre-cum. Tanteo mi ano un poco y yo voltee a mirarlo algo asustado, el me miro de vuelta y me metió un dedo lentamente.
-Te duele? – Pregunto susurrando. Yo sacudí mi cabeza y abrí más mis piernas mientras empezaba a masturbarme lentamente, como había aprendido de mi papa.
Metió otro dedo, este si dolió un poco pero el dolor desapareció bastante rápido considerando el talle de mi padre.
-Papi… Siento…
-Acaba campeón. Hazlo aquí. – Dijo poniendo su cara frente a mi verga, tapándome la vista. Yo acelere la velocidad de mi mano y eyacule gimiendo, casi gritando. Mi papa se levantó con la cara limpia y chupándose los dedos. Se la había comido.
-A que… A que sabe? – Pregunte. A lo que él se levantó no sin antes sacar sus dedos de mi ano y apunto su verga grandota a mí.

-Abre la boca. – Dijo. Yo obedecí. Él se acercó a mí y puso sus manos en mi cabeza, empujándome hacia su verga hasta metérmela. –Respira. – Dijo antes de meterme su pene largo en la boca, abriéndose espacio en mi garganta. Me empecé a ahogar y a dar arcadas, el por otro lado empujo su pene más al fondo. Yo luchaba por mantener la cena dentro de mi estómago pero me estaba costando, intente sacarlo pero es muchísimo más fuerte que yo. Que recientemente había cumplido mis 14.No paso mucho antes que mis empujones delataran que iba a vomitar. El la saco justo en tiempo para que yo pudiera recomponerme. Su mano masturbaba ese pene largo y venoso y me encantaba. Volví a abrir la boca y casi como si fuera sincronizado, el disparo su leche en mi boca. Salado, amargo y afrodisíaco. Me limpie las gotas que no habían entrado y me despacho a dormir. Esa noche no pude dormir. Quería más. Lo quería todo. Y estoy seguro que él también tuvo problemas para dormir. Lo sé por los gemidos que el daba en la sala de TV mientras se masturbaba sin mí.

Nota: Esta se suponía que seria un relato FastPass, lo que quiere decir que seria simplemente uno, para los lectores que no buscaban romance o una historia bien planteada. Lo he transformado en una saga que durara entre 6 y 10 capítulos, o mas si siento que necesito darle un mejor cierre.

Ya que fue iniciada con un bosquejo pobre en la historia, me disculpo de antemano en caso de que encuentren huecos de continuidad en la historia y me los hagan saber vía E-mail para poder repararlos.

Gracias.

viernes, 28 de agosto de 2015

Ai No Kitai - 2 - Un camino muy largo.

Capítulo 2 – Un camino muy largo.

Me desperté gracias al cabello de Ruki en mi cara. Intente levantarme con cuidado para no despertar a Ruki.
Era una mañana fresca, y una tormenta se acercaba. Podía notarlo por una nube grande y negra, que empezaba a cubrir con una tétrica sombra cada rincón de Ai.
Levante a los chicos, guarde la poca comida que teníamos, y salimos al pueblo de Doku.
Después de unas horas de caminar, entramos a la ruta comercial que tenía Doku con algunos pueblos pequeños cercanos. Empezaron a pasar algunos carruajes de comercio. De eso que no importa si ven a los príncipes caminando en medio de la nada, no se detienen.
Encontramos una pequeña tienda de abastecimiento en medio del camino, lo suficientemente grande para que hubiera una posada o se detuviese algún carruaje que se ofreciera llevarnos. Entramos en dicha posada y de “posadero” había un hombre alto, gordo, peludo y con cara de “Mira a mi hija y alimentare a los cerdos con tus genitales” Una cara que desde que había conocido a Shuri y a la familia real no había vuelto a ver.
-Buenas tardes.-Dije con una sonrisa al posadero.
-Buenos días?...-Respondió.- Que quiere?
-Wow… Tuvo un mal día?
-Que le importa a un enclenque como tu?
-Jo Jo! Valla que quieres pelea!
-Hey!-Dijo Shuri con un tono un tanto irritado y Autoritario.-Soy la princesa Shuri. Heredera de Ximul, Su palacio y todas sus ciudades y poblados, y este es mi hermano, el príncipe Ruki y nuestro mejor amigo Aron. El joven con el que esta discutiendo.-Descanso la voz y bajo el tono Irritable y Autoritario a solo autoritario.- Estamos hambrientos, perdidos y lejos del palacio. Seria usted tan gentil de servir tres platos de estofado?
-Ah. Claro que si. Disculpe su alteza.-Respondió, condescendiente e intimidado.
-Donde aprendiste eso?-Pregunte.
-Tengo hambre. Estoy irritada. Déjenme.
Nos sentamos en la primera mesa que encontramos, y esperamos a que el posadero nos trajera el estofado prometido. No sabía si les gustaría, solían comer pollo, pavo, cerdo. Y un vulgar estofado podría no cumplir sus expectativas. Sin embargo, Ruki y Shuri terminaron su estofado antes que yo, y repitieron, con una hogaza de pan y algo de zumo de manzana.
Había pasado medio día y no había nadie en la posada, pero lamentablemente teníamos que irnos. Nos levantamos y Shuri fue la primera en hablar.
-Dejeme decirle, caballero, que jamas había probado un estofado tan delicioso como el suyo.
-Muchas gracias, su alteza.-Respondió el posadero.
-Espero pueda disculpar que nos vallamos sin pagar, tan pronto como estemos en el castillo enviare a un corredor a que le traiga lo que le debemos, con intereses.
-No es necesario que la familia real pague… Pero el no es de la familia real.-Dijo señalándome.
-Disculpe?-Respondí.
-Así es. Tu tienes que pagar por tu comida. A menos…
-A menos…?
-Tengo una hija. No tiene mucha suerte con los muchachos, y un joven alto y atractivo como tu, con los huevos para retarme, pues, merece la pena intentarlo.
-El que?
-Intenta hacerte amigo de mi hija. Solo inténtalo. Si te gusta pues, supongo que no importa, y olvidare lo de tu comida de cualquier modo.
-Eh no… Yo tengo a…
-Ejem!… Estará encantado.-Interrumpió Ruki.
Lo mire con cara de “que te pasa?” No solo me impedía el hecho de querer a Ruki, también el hecho de que no quería conocer a una mujer porque su padre no me dejaba salir sin pagar o hacerme amigo de ella. El hombre parecía estar saltando en un pie de la felicidad.
Nos llevó a la puerta trasera, que daba a un pastizal  donde había un caballo blanco como la nieve, con una raya blanca que  atravesaba desde la cabeza hasta la cola. Y una chica Hermosa, de pelos castaños claros y largos, delgada, de piel blanca y limpia, labios finos y rojos, y unos ojos de color gris claro, un gris claro que rayaba en el blanco. Estaba aseando al caballo, cepillándolo.
-Eh! Pauline!-Grito el posadero.-Acércate! Quiero presentarte a alguien.
La chica se acercó lentamente con el caballo, veía como su mano apretaba con más fuerza la cuerda a cada paso que daba. Sus mejillas se ponían cada vez más rojas y casi podía sentir las ganas que tenia de salir corriendo de su habitación.
-Hola.-Dije.
-Am…H-hola.-Respondió tímida.
-Me llamo Aron. Mucho gusto.-Extendí mi mano en un intento de que me diera su mano para besarla.
-Ah… Soy Pauline.-Respondió, y me estrecho la mano con gran fuerza.
-Ah… No… Así no.-Respondí. Tome su mano con delicadeza y di un beso un poco más debajo de los nudillos. Ella me quito la mano apresurada al ver que ya había terminado.
-Como se llama?-Pregunte poniendo una mano sobre el caballo.
-Ah… Azrraél.
-Qué lindo nombre.
-Ah? Te gusta?
-Sí.-Afirme con la cabeza.
-Q-Quieres… Quieres montarlo?-Pregunto con un amague de sonrisa en su cara.
-Puedo?
-Claro.- Era la única vez que había dicho algo sin titubear ni detenerse a pensarlo.
Nos alejamos de Ruki, Shuri y “El posadero”  Para ir a ensillar al caballo.
Una vez ensillado al caballo Pauline me facilito la subida a Azrraél con una escalerilla de madera, y, tras acomodarme en la silla sentí como los brazos de Pauline rodeaban mis costados y se entrelazaban en mi estómago.
-Ah… te molesta que valla contigo?
-Para nada.
-Pues andando!-Ya eran dos cosas que decía sin titubear.
Empezamos a un ritmo lento para calentar, no quería que el caballo se lastimara por forzarlo muy rápido, así que empezamos trotando. Después de un rato empecé a acelerar la marcha y con esto, la fuerza que aplicaba Pauline a mi estómago.  Después de un rato de acelerar y seguir acelerando, note como “El posadero” nos hacía señales desde la puerta trasera. Me acerque a un buen paso para no estrellarnos con él, y posiblemente crear un caos en la posada y matar al caballo.
-Que tal todo?-Pregunto El posadero.
-Estupendo papi!-Respondió Pauline.
-Genial!-Tienes hambre mi vida?
-Un poco. Si.
-Muy bien. Entren y les daré algo de comer.
-Me lo cobraras?-Pregunte.
-Oh claro que no. No te hubiera cobrado nada aunque me hubieras rechazado.-Respondió el desgraciado “El Posadero”
Regresamos al establo y  desmontamos el caballo y dejamos todo en orden, y mientras caminábamos hacia la posada, Pauline engancho su brazo con el mío y su sonrisa blanca como las nubes y grande como el camino.
-Hace rato no podías pronunciar palabra sin titubear. Ahora te agarras de mi brazo?-Dije.
-Te molesta?-Respondió.
-No. Pero me parece curioso.
-Mi padre trae a cada chico que puede para que intente tener una relación.
-Ah… Y eso se debe a?
-A que no quiero una relación. Quiero montar a Azrraél y practicar con mi arco.
-Y porque no lo haces?
-A mi padre le da miedo que me haga daño con  Azrraél y si me lastimo con el, seguro lo asesinara o regalara. Y no me quiere dejar comprar un arco.
-Sigo sin entender porque te aferras a mi brazo de esa manera.
-Quiero pedirte algo.
-Ya lo sabía.
-Por favor!
-No te comprare un arco!
-Llévenme con ustedes!
-Qué? No.-Dije un tanto sorprendido.
-Por favor. Hace mucho que quiero salir de aquí. Y seguro que si voy con la familia real el me dejara ir.
-Oye. Yo soy solo un amigo. No creo que la familia real te acepte sin más porque yo lo digo.
-Supongo que tienes razón. El rey nunca diría que si solo porque tú lo dices…
-Espera... El rey?
-Aun no lo sabes?
-Qué?-Pregunto
-Lo del rey!-Dije, casi gritando.
-Qué pasa con el rey!?
-Hemos caminado hasta el centro de Ximul y nadie sabe de eso… Aun nadie ha encontrado nada… Tenemos que llegar cuanto antes…
-De que hablas?
El hecho de que nadie supiera de la muerte del rey y la reina, significa que nadie había visto la masacré, y eso significaba que aun teníamos tiempo de ir al castillo, tomar la llave y yo regresaría por los regalos de los chicos. No podía dejar pasar más tiempo.
Entramos a la posada y me dirigí lo más rápido que pude a la mesa en la que estaban los chicos.
-Tenemos que irnos lo más pronto posible.-Dije
-Qué? Porque?-Respondió Shuri.
-Aun nadie sabe lo tus padres. Tenemos que ir a advertirles.
-Ah… Claro…
-Además, tenemos que llegar al castillo para tomar la llave que nos falta.
-ADEMÁS!-Dijo Pauline.-Aron tiene algo que quiere preguntar.
-Qué? No. Claro que no.-Respondí.
-Por favor. Eres mi única salida.
-Ah!... Está bien! Pauline quiere saber si podemos llevarla.
-NO! Respondió Shuri
-Qué?... P-Porque?-Respondió
-Sí. Porque?-Dijo Ruki.
-Ah. Me refiero… A que… Tenemos prisa…
-Yo puedo ayudarles a llegar más rápido. Tengo un par de amigos que pueden prestarnos algunos caballos.
-Ah… Bueno… Está bien.
-GENIAL!-Grito Pauline.-Hablare con mi padre y haremos los preparativos para salir cuanto antes!-Salió corriendo, y se desvaneció tras la barra que daba a la cocina.
-Me cae bien.-Dijo Ruki.
-A mí no.-Respondió Shuri.
-Uy, que hostil.-Respondí yo.
-No me gusta que se haya auto-invitado ella misma!Ya que ese día no podríamos salir, debido a que ya había caído la noche y el padre de Pauline, no quería que saliera tan entrada la noche, optamos por quedarnos. El padre de Pauline nos separo por géneros. Pauline y Shuri en una habitación, y Ruki y yo en la otra. Se apagaron las luces y ya que Ruki le tiene miedo a la oscuridad, dejamos una lámpara encendida.
-Oye.-Susurro Ruki desde el otro lado de la habitación, en su cama.
-Hum?-Gruñí entre el sueño y la realidad.
-Estas despierto?
-Si no lo estuviera no te respondería.
-Quiero preguntarte algo.
-Dime.
-Crees que Shuri nos deje su puesto como reina para gobernar los dos juntos?
-Ruki… Yo no soy rey, ni tengo madera de ello. Shuri sí. Lo más inteligente es dejarla a ella. No quisiera dejarte reinando todo por tu cuenta mientras me gasto el oro de tus padres.
-Te gastarías el oro de mis padres?-Pregunto.
-Si me haces rey, sí.
-Y a mí?-Pregunto Ruki.
-A ti qué?
-No me gastarías a mí?
-A que te refieres?-Me levante y lo mire, intentando descifrar si lo decía con doble sentido o si lo hacía en broma. Pero, Ruki se levantó y se acercó a mí y me beso. Intento meter su lengua en mi boca de una manera un tanto torpe, pero me gustaba que lo intentara. Tome su cara y lo empuje a que se tirara encima mío. Tan pronto como él se lanzó sobre mí, escuchamos pasos en el pasillo de afuera, Ruki salto a su cama y fingió que dormía. “El Posadero” Apago la lámpara que teníamos encendida y salió, no sin antes cerrar la puerta.
-Aron…?-Pregunto Ruki.
-Dime…-Respondí.
-Puedes venir?
-Para?-Respondí.
-Tengo miedo…
-Esta bien.-Me levante de la cama y me acosté junto a él, paso su pierna izquierda por encima de la mía y yo pase mi brazo izquierdo alrededor de su cuello. Como usualmente dormía con el torso desnudo, Ruki, empezó a jugar con mis tetillas y a acariciar mi pecho y esa línea de vello que se crea entre el ombligo y el pene.
-Gracias.-Dijo Ruki.
-Por?
-Por amarme.
-Gracias a ti.-Respondí.
-Por?
-Por dejarme amarte.
Ruki se volvió a dormir en mis brazos, y esta vez podía decir que de ahora en adelante todo iba a mejorar. Pero creo que no pensé muy bien las cosas, ni conocía muy bien a las personas.

Me desperté con los labios de Ruki en mi bocha y su lengua jugueteando con la mía, sus brazos alrededor de mi cuello y una erección bastante vergonzosa.
-Buenos días.-Dijo Ruki.
-Buenos días.-Respondí.
Me volvió a besar, y esta vez esperaba poder pasar un rato juntos.  Sus labios succionaban los míos como si de una naranja se tratase, sus manos se paseaban por mi cuello, pecho y abdomen, bajando hasta mi entrepierna, y el pantalón de viaje evitaba que llegase mas lejos.
-Ruki, no. No ahora.-Dije
-Qué? Porque?-Pregunto.
-No quiero hacerlo aquí.
-Porque?-Volvió a preguntar.
-No quiero que nuestra primera vez juntos, sea en una posada extraña.
-Hmmm… Esta bien…-Dijo resignado, retirándose de encima mío. Me gire de costado y le bese la frente.
-Eso no significa que no me gusta que estés encima de mí.
Me levante y me puse la camisa de viaje que había llevado los dos días anteriores y me dispuse a bajar por esas escaleras de madera de roble, que al pisarlas se escuchaba como cedían, y se desprendía un aroma a madera que podría perfectamente ser mi aroma favorito. Llegue al final de las escaleras y vi en la barra al posadero, fregando con un trapo blanco la barra. A Shuri y a Pauline en una mesa, tomando un poco de estofado de cerdo y cidra dulce. Salude al posadero y a Shuri y Pauline, y me dirigí a la mesa  y poco antes de llegar vi como “El Posadero” me hacía señales para que me acercara a él. Me dirigí a la barra y me senté en una de las sillas que estaban frente a el.
-Buenos días, señor.-Dije.
-Buenos días.-Respondió con una gran sonrisa.
-Hoy esta de mejor humor.
-Lo estoy.-Afirmo.
-Cuénteme. En que le puedo servir?
-Directo al grano. Me gustas niño.
-Gracias señor.-Respondí.
-Bien, Parece que vas a estar con mi hija un rato así que quiero saber algunas cosas.
-Claro. Pregunte.
-Cuál es tu relación con el príncipe?-Pregunto descaradamente.
-Ah… Creo que lo noto…
-Pues si se lanzan miraditas todo el tiempo y duermen juntos no se dificulta adivinarlo.
-Pues… Es complicado de entender…
-Lo amas.-Dijo.
-Si.- Respondí.
-Entonces supongo que no tendré ningún problema con mi hija.
-Claro que no.
-Cuál es tu relación con la princesa?
-Es mi mejor amiga.
-Está enamorada de ti. Supongo que ya lo sabes.
-Qué? Nah. Ella no siente nada por mí. Me lo habría dicho ya hace mucho.
-No te das cuenta, pero eso no cambia el hecho de que ella siente algo por ti.
-Ok. Si fuera así no importa. Yo amo a Ruki.-Respondí bajando la voz.
-Ok. Pero no esperes que ella lo comprenda.
El posadero se retiró y yo regrese a la habitación. Poco antes de entrar escuche unos murmullos y mucho movimiento en la habitación. Me arrodille y mire por la cerradura. Ruki estaba acostado en la cama, su ropa estaba toda tirada en el suelo, y su pene estaba erecto, su mano lo masajeaba y su otra mano jugaba con sus tetillas y sus testículos, se masturbaba rápido, pero suave.  Se levantó y salió de mi cuadro de visión, ya no veía nada a través de la cerradura. Me levante y estaba a punto de irme cuando la mano de Ruki sale de la habitación, me atrapa y me arrastra hacia dentro de la habitación, Me tiro contra la pared y me beso, su lengua hacia cosquillas a mi paladar y empujaba mi lengua de un lado al otro, sentía el olor a ese líquido pre-seminal que Ruki había estado emanando minutos antes. Ruki tomo mi mano y la acerco a su pene, la guio por sus testículos y por su pecho, volvió a bajar para terminar en el pene de nuevo.  Me agache y lo mire a los ojos.
-Solo esto. Nada mas.-Dije
-Nada más.-Respondió Ruki.
Me metí su pene a la boca y empecé a succionar, estaba a mil. Empezó a menear su cintura, su pene, a pesar de no medir más de 16cm, me lograba producir una que otra arcada. Yo me lo sacaba de la boca y lo lamia, lo besaba y lo volvía a meter en mi boca para que el volviera a meterlo y a sacarlo. Un par de gemidos y un apretón en el hombro por parte de la mano de Ruki, me aviso que estaba por venirse, así que, me lo saque de la boca y lo empecé a masturbar rápidamente, apunte a mi boca y abrí lo más grande que mi mandíbula me permitía. Ocho disparos golpearon mi paladar y otros dos se resbalaron por su pene, cayendo hasta sus testículos, lo cual, con un gran placer y morbo, lo limpie, hasta la última gota.
Justo antes de salir casi al medio día, “El Posadero”  nos entregó algunos macutos con víveres para el viaje, cosas básicas como carne seca, manzanas, cantimploras con agua y cosas por el estilo. Se despidió de Pauline y montamos a los caballos.
Ya habíamos cabalgado cerca de dos kilómetros y Shuri quería descansar. Aunque no lo parezca andar a caballo es muy agotante, y después de un rato se torna tedioso. Paramos a descansar, bebimos algo de cidra de un pequeño balde de madera que le había puesto “El Posadero” a Ruki en el caballo y estiramos las piernas, Ruki me robo un par de besos y regresamos a los caballos.
Hicimos esa misma parada una vez cada dos o tres kilómetros, dependiendo de cómo fuese el nivel de irritabilidad de Shuri. Todo el camino estuvimos hablando de cosas irrelevantes, como cuantas cicatrices teníamos o cuantos lugares de Ai conocíamos. Yo perdía en esa última, siempre había vivido en la calle y después de conocer a Shuri y hacerme amigo de la familia real solo salí una o dos veces de Ximul.
Ya había caído la noche, o bueno, estábamos en medio del crepúsculo. Según los cálculos que había hecho faltaban cerca de cinco kilómetros para llegar a la capital de Ximul. Estábamos junto a un bosque cuando de lo lejos veo una luz, pequeña y parpadeante, pero era luz. Se empezaron a escuchar risas y chillidos, como si estuvieran torturando algo a alguien y se burlasen de ellos. Bandidos…